25 de agosto de 2010

Algo encontrado.


 Bueno, en las entrañas de este blog, en un sitio llamado borrador, me he encontrado un texto hace meses comenzado, y nunca terminado. Aquí lo resucito para ver si merece la pena que mis manos terminen lo que aún residen mi cabeza.

Si, era una mañana como otra cualquiera, aburrida y triste, como son la mayoría de las mañanas de invierno en el norte.


Paseaba tranquilamente cerca del mar cuando sentí un fogonazo, un rayo que cruzó mis ojos cegándome.


Miré hacia el mar con la esperanza de ver una luz mágica filtrándose entre las nubes, pero no había sol, seguía nublado. Gire a mi alrededor para ver cuál era el motivo de aquel chispazo cegador, y allí la vi. Se alejaba de mí con un contoneo de caderas de lo más singular, con su larga melena rubia al viento.


¿Cómo podía una persona emitir ese destello que sentí durante un instante?


No lo sé, el caso es que me quede pegado a ese baile de caderas, era un movimiento rítmico, y yo diría salvajemente ancestral. Parecía salido de una fantasía mezcla de las mil y una noches y de una danza tribal africana.


La seguí con los ojos como se alejaba, y de repente me di cuenta que se mantenía la distancia. Inconscientemente yo había empezado a caminar siguiendo la estela invisible que dejaban su ondular.


No podría decir el tiempo que pasó. Simplemente me deje llevar, atraído, y curiosamente sin esa sensación de nerviosismo que sientes cuando piensas que la persona observada se puede girar y pillarte. Nada importaba, simplemente seguir esa visión valía cualquier riesgo.


Se fue alejando por un camino que nos apartaba de la civilización, adentrándonos sin salir de la carretera en la espesura de un bosque.


¿Sería una trampa? ¿Ese embrujo que me atraía sería causado por la famosa bruja Mari? No podía ser, ya que dudo mucho que Mari se aleje de su posada en el Amboto para buscar a un simple mortal.


Tras un largo paseo, se abrió un claro y apareció una pequeña fortaleza, tal como pude observar fuertemente guardada por unos vigilantes feroz aspecto y  mirada animal. Me quedé en la sombra viendo como esas caderas se dirigían al portón para entrar en el interior del castillo. 


Y tras perderla de vista, allí me quedé, pensativo, intrigado. Había seguido a un ser, que puede que fuese maravilloso, sin darme cuenta de cómo era. Simplemente que era rubia, y que poseía unas caderas hechizantes.

Estuve un rato con la esperanza de que apareciese y poder verla, pero no hubo forma. Así que me aleje lentamente pensando que tenía que verla, sentir como era, aunque para ello tendría que recurrir a mi más lejano pasado y hacer resucitar mi más oscura sombra.

Llegué a casa y rápidamente busque en internet cuando se produciría el instante en que podría actuar. Mañana, sería mañana. Un largo día de espera me aguardaba, y aún así quizás no fuese posible llevar a cabo el plan si el tiempo me lo impedía...


13 de abril de 2010

Cambio de estrategia

Aquí andaba yo limpiando el escritorio, con nada mejor que hacer, y quién dice escritorio se refiere a este tablero dónde reposa el monitor. Y he aquí que me encuentro con un papel en el cual en las pasadas fiestas navideñas escribí 20 deseos. No sé si ustedes fieles lectores lo recuerdan, pero yo sí, como si fuese ayer,

Una nota meditada, cargada de deseos o ilusiones; unas materiales, otras nada de eso; algunas más difíciles que otras de cumplir, pero nada imposible. No eran cosas del estilo de la paz en el mundo. Eran mas múndanas, o sea más cercanas, tangibles y posibles. Nada de ligarme a Nikol Kidman ni gaitas así.

Y aquí, cuando estamos a punto de llegar a la tercera parte del año, para el que no domine las mates ese sería el 30 de abril. ¿Y? nada, no se ha cumplido ni uno. Ni por aproximación. Ni tan siquiera una pedrea vamos.

Dicen que quién aspira a mucho, menos va a conseguir. Leñe, pero si hay cosas sencillas sin ningún coste material. Pero nada, cero patatero. Y al paso que va la burra, me da que vamos a llegar a las próximas navidades con el resultado de: Deseos fustrados 20 - Conseguidos 0. Vamos, como si jugasen el Barca contra el Athletic.

Eso si, casi cuatro meses sin satisfaciones, pero cargados de curro, fustraciones y leches han llovido por todos sitios. Si es que, esto es un sin vivir que diría mi madre.

Total, que como me veo que eso de soñar y escribir para ver si las letras conseguían algo, ya que las palabras y los sueños se los lleva el viento.. para el siguiente año  habrá que ir pensando en un cambio de estrategia.

De momento sólo se me ocurre una cosa que me mandaron por la fiestas de navidad de hace un montón de años que venía a decir algo así: 
Cuando un sueño se cumple, un pequeño duende esboza una sonrisa. Que el año que empieza sea el tiempo en que tu duende aprenda a sonreir. Y sino sonrie con su tierna carita...sin dudar dale unas buenas hostias en los morros y retuercele los cojones hasta que sonria el muy cabrón. Que al fin y al cabo es el único favor de mierda que le pides en todo el puto año.

Así que queridos oyentes, o videntes o lo que coño seaís (veís ya se me está contangiando la mala leche por el duende), como no se cumpla alguno de mis deseos, o no me paseís una idea mejor de como conseguirlos. El próximo año voy a ponerle al duende las pelotas mas rojas que la bandera del partido comunista.

Ta dicho. Ala a cascala todos (Hay que ir entrenando)

4 de abril de 2010

Momentos músicales

Esta mañana después de la tormenta, ha salido un sol muy agradable, momento que aproveché para sentarme un rato en el balcón leyendo el libro de la socia esa que en vez de soñar con un churri mazizo, soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina. Si es que hay gente que sueña cada cosa que no veas.

Total, que estaba yo allí sentadito tan ricamente, cuando por la emisora de radio que tenía puesta en la sala, ha sonada una canción que hace tiempo no escuchaba y que despierta ciertas sensaciones.

No sé si vosotros queridos cientos de lectores, os produce esa sensación la música. Algunas te despiertan estados completamente contradictorios, otros temas te recuerdan momentos de la vida como si estuviesen por alguna razón asociados entre si.

Tenía un amigo, sí, tenía, porque los amigos a veces son como los paraguas, aunque mientras estos últimos siempre se pierden en un bar, el metro, autobús y sitios así, los amigos siempre se pierden en algún recodo del camino. Pues mi amigo siempre decía, que podría vivir sin comer, sin sexo y sin mil cosas, pero no sin la música.

Lógicamente yo no llego a ese extremo, de hecho no puedo vivir sin comer, no porque lo diga yo, sino que lo dicen los médicos, pero vivo sin las otras dos cosas, ni bien ni mal, sino todo lo contrario, pero vivo.

El caso es que el tema de hoy me despierta ciertas sensaciones. Me dan ganas de salir corriendo a una playa, danzar desnudo al ritmo lento y cadencioso de esa canción, mientras me cae encima una suave y calida lluvia primaveral. Vamos, una especie de orgia natural de los elementos.

No me digaís porque ese tema me inspira eso, pero al igual que otros me inspiran otras cosas, este es la imagen y el deseo que me produce.

Aquí os dejo el enlace para deleite de vuestros oidos tras esta jodida chapa que acabo de meteros. Lo sé, soy un plasta pegando tochos, total para poner una canción, y especialmente pesado para los lectores de telegramas. :D